En el corazón de Cantabria, Ángel Vega, un dedicado ganadero y conductor de ambulancias, se convierte en el protagonista de una historia que muestra la íntima conexión entre el hombre y la naturaleza. Su acción de cargar un ternero recién nacido ha cautivado a muchos, revelando una realidad rural llena de cuidado y preocupación por el bienestar animal.
Un Acto de Amor y Protección
El ternero, nacido en el campo y aún sin fuerzas para caminar, necesitaba llegar al establo para protegerse del lobo, un peligro cada vez más presente en la zona. Vega, consciente de esta amenaza, no dudó en cargar al animal, recorriendo más de un kilómetro y medio. Esta imagen de compromiso y amor por sus animales ha resonado profundamente, ganándose el corazón de la comunidad.
Así nos lo contaban los amigos de finca_julita en la publicación de Instagram que se hizo viral, superando los 8000 me gustas:
«La historia de esta foto es que el becerro es recién nacido, por nuestra zona (Udías) ronda el lobo y ya ha matado ovejas a algún vecino, y para curarnos en salud, decidimos que los recién nacidos los metemos en la cuadra hasta que están un poco más tiesucos para poder volver a soltarles por el prao. Al ser recién nacido le costaba andar todavía…»
Tradición y Modernidad en la Ganadería
El gesto de Vega, aunque extraordinario para muchos, es parte de su rutina como ganadero, reflejando una práctica común en la región. Su hija, de solo tres años, es quien pone nombre a los animales, añadiendo un toque familiar y cariñoso a la granja. Esta historia une la tradición y la modernidad, mostrando cómo las costumbres ancestrales se adaptan a los nuevos desafíos.
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La historia de Ángel Vega y su ternero es más que una foto viral; es un testimonio del lazo inquebrantable entre los ganaderos y sus animales. Refleja la esencia de la vida rural en Cantabria, donde el amor, el respeto y el cuidado hacia la naturaleza y sus criaturas se mantienen vivos, guiando las acciones de aquellos que dedican su vida al campo.
Ángel Vega no es solo un ganadero, es un símbolo de la pasión y el compromiso que define a la comunidad rural de Cantabria, y su historia resuena como un recordatorio de la importancia de proteger y valorar nuestra herencia natural y cultural.